miércoles, 3 de diciembre de 2008

Vale la pena detenernos a pensar que por medio del juego el niño ensaya como será su vida adulta e investiga, expresa su creatividad y reemplaza con juguetes los objetos originales, reales, por ejemplo, al dejar de explorar su cuerpo para manipular los artefactos.

Asimismo, el chico idealiza lo cotidiano a partir de lo que juega, pues toma como punto de partida su experiencia real, la cual es explotada, recreada y reinventada. De ahí que resulte tan extraordinario jugar a los papás, a la escuela, al doctor y más, pues son los referentes de su vida cotidiana. ¿Quién no lo hizo?